Ayer se
escribía: Gracias, te quiero mucho, me muero de la risa y llámame. Hoy se
tiende a escribir, Grax, LY, LOL y CM. Esta es la realidad con la cual nos
enfrentamos a diario gracias a la influencia de las redes sociales en la
reconstrucción del pensamiento y el uso adecuado del lenguaje.
Hemos podido
observar como en los últimos años y gracias a la influencia de las redes
sociales el castellano ha recibido un duro golpe. Muchos de los usuarios de las
redes sociales han perdido la reverencia que solía tenerse al idioma y a la
escritura. Vemos como este vehículo de comunicación, masivamente utilizado por
gran parte de la población, ha logrado trastocar la forma en que nos
comunicamos e interactuamos con los demás.
Esta tendencia
demanda que los estudiosos de la comunicación, lenguaje y cultura, entre otras
disciplinas se adentren más agresivamente en el desarrollo de estudios que nos
ofrezcan respuestas sobre la realidad comunicacional a la cual nos enfrentamos
hoy día. Debemos preguntarnos:
¿La forma
inadecuada del uso del lenguaje trastoca el proceso de aprendizaje en los
adolescentes?
¿Los
responsables de formar a los futuros profesionales de un país poseen las
herramientas necesarias para atender esta tendencia que atenta contra el
desarrollo correcto de las destrezas comunicacionales y de escritura?
¿Los educadores
están promoviendo entre sus estudiantes el uso adecuado del lenguaje a través
de Internet?
¿Cuáles son las
estrategias didácticas que se están utilizando en el salón de clases para
promover el uso correcto del lenguaje?
¿Cuál es la
opinión de los usuarios de las redes sociales sobre el lenguaje utilizado en
esta herramienta de comunicación?
¿Los medios de
comunicación están atendiendo este tema como parte de su responsabilidad
social?
Como podemos
observar son múltiples las interrogantes que deberían tener respuestas si nos
damos a la tarea de desarrollar estudios que nos ayuden a entender la posible
influencia de las redes sociales en la reconstrucción del pensamiento y el uso
adecuado del lenguaje. A veces pensamos que la responsabilidad de estos
estudios debería recaer estrictamente en las universidades o institutos de
investigación. Sin embargo, creo que es responsabilidad de todos lo que de
alguna forma u otra promovemos el conocimiento y la comunicación, participar en
estudios que nos ayuden a entender los fenómenos sociales que trastocan nuestro
diario vivir.
Es meritorio
que las universidades con estudios de comunicación y disciplinas afines sean un
poco más agresivas en atender el fenómeno que ha sido objeto de este breve
escrito. No hacerlo es dejar un vacío en el desarrollo del conocimiento que es
esperado por la sociedad a la cual servimos.
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